Aceitas tus cadenas como buen esclavo,
pules cuidadosamente los grilletes
No vaya a ser que los patrones se enojen.
Que te quiten tu falsa libertad.
Ten cuidado te dicen; hay que respetar
a la fuerza, a la autoridad.
Dejas que te manden,
Dejas que decidan por ti.
Verás a los perros en la Alameda correr libres,
los envidiarás, pensarás que tu libertad
es falsa, que la ilusión de
libre albedrío está en tu cabeza.
Verás a las gaviotas de Valparaíso
aletear sus alas y perderse
en la inmensidad.
Y te lamentarás, te darás cuenta que no eres como ellas, que tú no puedes escapar de este lugar.
Intentarás romper tus cadenas, intentarás librarte.
Están tan sujetas a tus pies, están tan aferradas a tu mente
pero te dejan espacio suficiente como para creer
que eres libre.
Libertad vigilada
Libertad controlada.
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