Te veo en
un día soleado,
El pelo en
los hombros
La mirada
en el suelo
Sonrisa de
oreja a oreja.
Te veo en
providencia
Repasando las
tiendas
Cejas arqueadas
y espalda encorvada
Veo los ojos
canela abiertos hasta no poder más
El sudor en
tu frente,
La risa en
tus dientes.
Miro tus
zapatos verde claro,
Me deleito
con el reflejo del sol en tus pupilas.
Observo el
paso marchante sobre la acera
¡Alto! ,
siento tu espera.
Agasajas mi
vista con tus caderas.
El burdo
acto del caminar en ti
Es una
divinidad.
Demuestras sensualidad
en cada movimiento,
Desprendes besos
y cuentos.
Me evocas
poemas de los malditos,
Me pareces
un cadáver exquisito.
Eres mi
dulcinea de las calles,
Eres en mí
el túnel
Solitario y
oscuro de Sabato.