lunes, 26 de febrero de 2018

MOTIVOS

¿Hay motivos para escribir? quiero decir, ¿hay motivos para la literatura? seguir rellenando papeles, gastando lápices, para llegar a un lector que existe sólo (si es que) en lo ideal de nuestra imaginación. El motivo dice alguno es que no hemos sido felices, yo sostengo que todo esto va más allá, aunque no descarto la infelicidad como piedra angular de las letras...

Las letras, que término más auto(r)-referente, los que apreciamos lo literario (o simplemente quiénes lo estudian/amos) nos apoderamos del abecedario completo siendo que ellas, las letras, existen para la funcionalidad, el lenguaje es principalmente eso, un ente que sirve. Y si hay algo que no es la literatura es funcional.

No sé si hay motivos. En chile (con minúscula) pareciera que todos escriben, incluso hay los quienes dicen ser poetas sin leer nunca poesía, abundan. ¿Qué lleva a alguien a querer ser poeta? ¿la autoflagelación? ¿una especie de self-pity? ¿alejarse del camino fácil?

Sí, creo que la poesía no se crea, se padece. Brota como las flores de una planta en septiembre -sólo válido en el hemisferio sur- es por eso que no entiendo las ganas de escribir, porque no las siento como ganas. A mi me urge esta necesidad, me tiembla la existencia por transformar pensamientos en palabra escrita, por codificar emociones en este ambiguo sistema de signos, por jugar con esta herramienta a construir castillos de versos, laberintos de prosas, o lo que sea.

La escritura ya no se irgue ante mí como medio de escape -sí, lo fue en su momento-, pues es en ella donde estoy confinado, y, relativamente a gusto. Por que, después de todo ¿qué tan feliz se puede ser encerrado?

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