Caerse en la desatada alegría de los últimos días. Ser perteneciente a la nada y a nada más. Esculpir verdades y vestirlas de gala. Máquinas automáticas de festejos, de felicitaciones, de premios.
Recuerdos-falsos- implantados en las azoteas,
tan cierto como el fin, tan real como yo.
Habitante ajeno, allegado, inquilino,
nunca propietario.
Sellar el camino, irse lejos, no volver a vernos.
olvidar la necesidad, romper -nuevamente-
el margen, escapar de la constante.
Luego, sólo la intemperie, el vuelo obsceno,
el navegar naufrago.
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